martes, 20 de diciembre de 2011

Las amenazas contra el clima


La cumbre climática de Durban


En el marco de la XVII Cumbre del Cambio Climático, realizada entre el 28 de noviembre y el pasado 11 de diciembre en Durban, Sudáfrica, la ONG europea Germanwatch presentó un preocupante “índice de riesgo climático” -que toma en cuenta el costo en vidas humanas y pérdidas absolutas en dólares, y costo relativo de acuerdo con el nivel de prosperidad- según el cual, Colombia, junto a Guatemala y Pakistán, fueron los países más afectados en el 2010 por desastres relacionados con el clima. Pakistán sufrió las peores inundaciones de su historia, la nación centroamericana fue devastada por los huracanes y en cuanto a Colombia está visto que las últimas temporadas invernales han sido las más trágicas y dañinas de que se tenga noticia y aun es prematuro hacer balances de la que estamos padeciendo.   

También aludía en su informe la citada ONG a que, en todo el mundo, más de 710.000 personas murieron entre 1991 y 2010 a causa de 14.000 acontecimientos climáticos graves, que provocaron pérdidas económicas estimadas, a precios de hoy, en más de US$2,3 billones. Y hacía una observación final acerca de que ningún país desarrollado está incluido entre los diez más expuestos al riesgo climático, excepto Rusia que sufrió una intensa ola de calor en el 2010.

Esa figuración entre los países más gravemente afectados por los fenómenos asociados al calentamiento global, contrasta con el hecho -ampliamente demostrado en la cumbre de Copenhague, hace dos años, por el entonces presidente Uribe- de que en materia de emisiones contaminantes hemos hecho la tarea derivada del Tratado de Kioto, pues emitimos solo el 0,37% del total mundial de gases de efecto invernadero, y en cifras absolutas, arrojamos al aire 250 toneladas de C02 por cada punto del PIB, casi la mitad del promedio mundial y un 7% menos del promedio suramericano.

Lo anterior podría llenarnos de razones para estar de acuerdo con Greenpeace y otras importantes organizaciones ambientalistas, que califican la cumbre de Durban como “un fracaso” del cual deberían “sentirse avergonzados los gobiernos participantes”. Es muy fácil criticar desde la barrera y al margen de las grandes decisiones, cuyo costo político y económico y su efectiva ejecución, a la hora de la verdad corren por cuenta de quienes firman los acuerdos. Colombia estuvo dentro del bloque de naciones que exigía compromisos concretos con el cambio climático y aunque la última aspiración era alcanzar un tratado superior al de Kioto, con fuerza vinculante para todos los países, tanto desarrollados como en vía de desarrollo, en esta ocasión las realidades políticas y económicas del mundo solo dieron para unos avances aparentemente modestos pero realistas, y en la dirección que la propia ONU aspiraba.

Fracaso habría sido que, pese a la prórroga de 36 horas decretada por la presidencia sudafricana de la Cumbre, para tratar de salvar la llamada Plataforma de Durban, las diferencias entre la Unión Europea, EE.UU., China y la India no hubieran podido conciliarse. Pero se logró y, en consecuencia, todo el mundo respiró aliviado porque se consiguió que el Protocolo de Kioto, único instrumento vinculante para países desarrollados -con excepción de EE.UU., que no lo firmó- en materia de reducción de gases de efecto invernadero, extienda su vigencia por varios años más después de su expiración el 31 de diciembre de 2012. Así se evita un vacío legal en la lucha contra el cambio climático, pero deja para posteriores reuniones su fecha de finalización, un tema que sin duda deberá tratar la cumbre del año próximo en Qatar.

Otro logro importante fue definir una “Hoja de Ruta”, propuesta por la UE, para la adopción de un nuevo acuerdo global vinculante de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Tras un pacto entre la India, reticente a asumir compromisos vinculantes, y la Unión Europea, el documento final acuerda empezar las negociaciones para adoptar, en 2015, un “resultado con fuerza legal” para todos los países. Es cierto que “lo mejor es enemigo de lo bueno”, pero en verdad la de Durban no merece el calificativo de “fracaso” que le han dado sus críticos.

Fuente: http://www.elmundo.com/portal/opinion/editorial/la_cumbre_climatica_de_durban.php

martes, 6 de diciembre de 2011

Cómo funcionan las dioxinas

  • 1 ¿Qué son las dioxinas?

    Las dioxinas constituyen un grupo de compuestos químicos que son contaminantes ambientales persistentes. Se encuentran en el medio ambiente de todo el mundo y se acumulan en la cadena alimentaria, principalmente en el tejido adiposo de los animales.
    Las dioxinas son preocupantes por su elevado potencial tóxico.

  • 2 El caso de las granjas en Alemania.
    En enero de 2011 miles de granjas y explotaciones agroalimentarias de Alemania fueron cerradas debido a la aparición de dioxina en los piensos industriales. Asimismo, miles de gallinas y cerdos fueron sacrificados en ocho estados por la contaminación.
    Tal y como explica la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, el incidente comenzó con la mezcla de ácidos grasos, destinados a usos técnicos, con grasa vegetal, que se emplea en la producción de piensos compuestos para animales. Estos ácidos grasos estaban contaminados con dioxinas, de forma que las dioxionas terminaron en los piensos compuestos.
  • 3 Efectos de las dioxinas en la salud humana.
    La exposición breve del ser humano a altas concentraciones de dioxinas puede causar lesiones cutáneas, tales como acné clórico y manchas oscuras, así como alteraciones funcionales hepáticas.
    La exposición prolongada se ha relacionado con alteraciones inmunitarias, del sistema nervioso en desarrollo, del sistema endocrino y de la función reproductora.
    Como las dioxinas están omnipresentes, todos tenemos una exposición de fondo y una cierta concentración de dioxinas en el organismo: la llamada carga corporal. En general, lo más común es que la exposición de fondo normal no tenga efectos en la salud humana. No obstante, debido al gran potencial tóxico de esta clase de compuestos, son necesarias medidas para reducir la exposición del fondo actual.
  • 4 Personas más vulnerables.

    El feto es particularmente sensible a a exposición a las dioxinas. El recién nacido también puede ser más sensible a algunos efectos.
    Algunos individuos o grupos de individuos pueden estar expuestos a mayores concentraciones de dioxinas debido a sus dietas (por ejemplo, grandes consumidores de pescado en algunas zonas del mundo) o a su trabajo (por ejemplo, trabajadores de la industria del papel y de la pasta de papel, o de plantas de incineración y vertederos de desechos peligrosos).

  • 5 La prevención y el control de la exposición a las dioxinas.

    La incineración adecuada del material contaminado es el mejor método disponible para prevenir y controlar la exposición a las dioxinas.
    La prevención o reducción de la exposición humana se hace mejor con medidas dirigidas a las fuentes, es decir, un control estricto de los procesos industriales para reducir al máximo la formación de dioxinas.

    Más del 90% de la exposición humana a las dioxinas procede de los alimentos, y fundamentalmente de la carne, los productos lácteos, el pescado y el marisco. Por esto, es crucial la protección de los alimentos. Asimismo, es necesario evitar la contaminación secundaria de los alimentos a lo largo de la cadena alimentaria. Para la producción de alimentos inocuos es esencial que haya buenos controles durante la producción primaria, el procesamiento, la distribución y la venta.
    La vigilancia de la inocuidad de los alimentos y la adopción de medidas de protección de la salud pública es competencia de los gobiernos nacionales. Cuando se sospeche un incidente de contaminación, los países deben disponer de planes de contingencia para identificar, detener y eliminar los alimentos y piensos contaminados.
  • 6 ¿Qué puede hacer el consumidor para reducir el riesgo de exposición?
    La eliminación de la grasa de la carne y el consumo de productos lácteos con bajo contenido graso pueden reducir la exposición a las dioxinas. Una dieta equilibrada, con cantidades adecuadas de fruta, verduras y cereales, contribuye a evitar una exposición excesiva a una misma fuente.
    Esta es una estrategia a largo plazo para reducir la carga corporal, y probablemente sea más importante en las niñas y las mujeres jóvenes, con el fin de proteger la exposición del feto y de los lactantes amamantados.
    No obstante, las posbilidades de que los consumidores reduzcan su propia exposición es limitada.
  • 7 Medidas establecidas a nivel europeo.

    Según un comunicado de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, los niveles máximos para dioxinas fueron establecidos en el año 2001 en piensos, así como para alimentos de origen animal (pescado, carne, huevos y productos derivados).
    El Reglamento de Subproductos, adoptado en 2002, establece que los subproductos contaminados con dioxinas (incluyendo animales y productos de origen animal) serán destruidos de forma que no entren en la cadena alimentaria.
    Los requerimientos mínimos de higiene para piensos fueron establecidos por el Reglamento (CE) Nº 183/2005 del Parlamento europeo y del Consejo del 12 de enero de 2005.
    Los Estados miembros deben asegurar que se lleven a cabo controles regulares, basados en la evaluación de riesgos y con la frecuencia apropiada, según el Reglamento (CE) Nº 882/2004. Estos controles oficiales deben incluir controles en los operadores de piensos.

  • 8 La situación en Europa.
    Según el comunicado de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, no ha habido envíos de pienso compuesto contaminado fuera de Alemania, con la excepción de envíos a gallinas reproductoras en Francia y Dinamarca. Los productos alimenticios procedentes de las granjas afectadas están siendo trazados y retirados del mercado.
    Ningún producto de origen animal contaminado ha sido comercializado ni exportado a otro Estado miembro o País tercero, con la excepción de dos lotes de huevos potencialmente contaminados enviados a Países Bajos. Tras el procesado, uno de estos lotes se envió al Reino Unido. Posteriormente, los resultados analíticos del lote indicaron que cumplían con la legislación vigente.
  • 9 La situación en España.

    Hasta el momento, no ha existido distribución de productos alimenticios/ piensos potencialmente contaminados al territorio nacional.
    La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición está en permanente contacto con la Comisión Europea. Las Comunidades Autónomas han sido informadas a través del SCIRI (Sistema Coordinado de Intercambio Rápido de Información), con la información trasladada por los Servicios de la Comisión. También se mantiene contacto permanente con el Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino.

  • El papel de la luz ultravioleta en las variaciones del clima terrestre

    Se han esclarecido algunos aspectos sobre el vínculo existente entre la variabilidad solar decadal y el clima invernal en el Reino Unido, el norte de Europa y algunas regiones de América del Norte.
    El estudio, dirigido desde el Servicio Meteorológico Nacional Británico, y en el que han trabajado especialistas del Imperial College de Londres y de la Universidad de Oxford, muestra que la reducción de la luz ultravioleta proveniente del Sol puede contribuir a hacer más fríos los inviernos en bastantes regiones del hemisferio norte. Los duros inviernos británicos de 2009-10 y 2010-11 son un ejemplo de ello.
    Los años con mayor radiación ultravioleta tienen el efecto contrario.
    En algunos estudios anteriores ya se observó esta conexión entre la variabilidad solar y el clima invernal, pero la nueva investigación a cargo del equipo de Adam Scaife, Sarah Ineson y Joanna Haigh establece que esto no es mera coincidencia.
    Los nuevos datos aportados por satélites muestran que la variabilidad de la radiación ultravioleta durante el ciclo solar (de aproximadamente 11 años de duración) puede ser mucho más grande de lo pensado hasta ahora. Estos datos satelitales han resultado cruciales para la investigación.
    Introduciendo esta información en el modelo climático del Servicio Meteorológico Nacional Británico, los investigadores han podido reproducir los efectos de la variabilidad solar mostrada por los registros climáticos.
    En años de baja actividad ultravioleta, se forman masas de aire inusualmente frías en la estratosfera sobre los trópicos, aproximadamente a 50 kilómetros de altura, y se refuerza en las latitudes medias un patrón de ciertos sistemas de vientos provenientes del Este, que pasa a incrementar su influencia en la superficie, con el resultado de inviernos más fríos en el norte de Europa.
    Cuando la luz ultravioleta incidente es mayor de lo usual, ocurre lo contrario, y entonces hay más influencia de ciertos sistemas de vientos provenientes del Oeste, que traen aire cálido y por tanto inviernos más suaves, a Europa.
    Los niveles de luz ultravioleta afectan a la distribución de las masas de aire en la cuenca del Atlántico y su perímetro de influencia. Esto causa una redistribución del calor, de modo que mientras Europa y EE.UU. pueden estar más fríos, Canadá y el Mediterráneo pueden mantener temperaturas suavizadas, ocasionando ello un impacto discreto en las temperaturas globales.
    Comparadas con la influencia climática de las emisiones de gases con efecto invernadero durante el último siglo, las variaciones solares tienen un efecto mucho menor sobre las tendencias globales del clima a largo plazo, pero este estudio muestra que pueden tener una influencia perceptible en el clima invernal, tal como subraya Joanna Haigh, del equipo de investigación, profesora en el Departamento de Física del Imperial College de Londres.

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    Nuevos datos del corazón de la Tierra

    El ser humano sueña con viajar a otros planetas pero aún desconoce muchos de los misterios que oculta aquel que habita, como los que se esconden en su núcleo. Un equipo de científicos publica en la revista 'Nature', unos datos que ayudarán a conocer mejor ese 'corazón' inaccesible, en el que parece ser que hay mucho menos oxígeno del que se creía.

    Los científicos ya sabían que la capa que rodea el núcleo está compuesta principalmente por hierro líquido y otros componentes. Uno de los que se creían relativamente abundantes es el oxígeno, dado que la Tierra lo tiene en grandes cantidades en la superficie, pero parece que no es así, según las conclusiones de Yingwei Fei y sus colegas del Carnagie Geophysical Laboratory (Estados Unidos).

    Sus resultados, aseguran, ayudarán a entender mejor cómo se formó el planeta hace 4.500 millones de años, cuando polvo y materia estelar se fusionaron en los orígenes del Sistema Solar.

    Los modelos actuales, además de grandes cantidades de hierro, detectaban también en torno al núcleo otros elementos como sulfuro, oxígeno, silicio, carbón o hidrógeno. En esta investigación, el equipo de Fei ha obtenido nuevos datos basándose en que cuando aumenta la profundidad dentro de la Tierra, también aumenta la presión y la temperatura.

    Ello supone que los materiales actúan de forma diferente de como lo hacen en la superficie y por ello el núcleo tiene una capa líquida a su alrededor y un corazón sólido.

    Aunque se conoce la profundidad del núcleo por las variaciones en la densidad y la velocidad del sonido en las observaciones sísmicas, hasta ahora era difícil medir estas características en aleaciones de hierro a determinadas presiones cuando se intentaban recrear en los laboratorios. "El problema es que no podemos tomar muestras del núcleo directamente, así que tenemos que aprender sobre el mismo con experimentos y con datos sísmicos", explica Fei.

    Se sabe que impactos a gran velocidad generan ondas expansivas que aumentan la temperatura y la presión de los materiales simultáneamente, llevando a la fusión a los que se encuentran en la parte externa del núcleo. El equipo hizo experimentos simulando ondas de choque con mezclas de hierro, sulfuro y oxígeno con sacudidas eléctricas que los llevaron a estado líquido. Luego midieron su densidad y velocidad a la que viajaba el sonido a través de ellos en condiciones como las que hay en el centro de la Tierra.

    Tras comparar sus datos con las observaciones previas, concluyen que no puede haber mucho oxígeno en torno al núcleo terrestre. "La investigación nos ha revelado otra forma de descifrar la identidad de los elementos ligueros que hay en el núcleo", ha señalado Fei.

    Rosa M. Tristán | ELMUNDO.es