A lo
largo de la costa pacífica sudamericana las aguas frías y profundas afloran a
la superficie arrastrando nutrientes del fondo y permitiendo el desarrollo
masivo del fitoplancton y de los animales que se alimentan de él. Numerosas
aves marinas viven a expensas de estos peces y suministran cantidades
importantes de guano.
El
fenómeno conocido con el nombre de El Niño, que se repite cada 2 a 7 años,
consiste en un recalentamiento de las aguas superficiales a lo largo de las
costas de Perú que impide el afloramiento de las aguas profundas. Se combina
con un cambio periódico de la presión atmosférica llamado Southern Oscillation
que aparece en el sudeste del pacífico y el norte de Australia (la asociación
de ambos fenómenos se conoce como ENSO).
En
condiciones normales las corrientes atmosféricas, desplazan ligeramente el
volumen de agua del océano Pacífico hacia la costa oeste. En las condiciones
del Niño las corrientes atmosféricas quedan alteradas, disminuyendo de
intensidad en su dirección habitual (este-oeste) o incluso invirtiéndose. Esta
disminución o incluso inversión de la corriente superficial causa una variación
del nivel del. Paralelamente se da un incremento de la temperatura superficial
del océano y un descenso de la termoclina (línea que separa las aguas frías
ricas en nutrientes, de las cálidas, más pobres) que impide el afloramiento de
las aguas profundas y conlleva importantes consecuencias sobre la vida marina.
La
anomalía térmica de la superficie oceánica altera el clima habitual de las
regiones afectadas (costa de Sur América, especialmente Perú, y archipiélagos
del Pacífico como las Galápagos) en forma de fuertes inundaciones y sequías.
Sin embargo sus efectos pueden llegar a extenderse a dos tercios del globo.
El
episodio de 1982-83 fue particularmente intenso y marcado por inundaciones y
tornados en América del Sur y en el Oeste de los Estados Unidos. Perú y Ecuador
recibieron este año las mayores lluvias de su historia con ciertos ríos que
alcanzaron un caudal de mil veces el normal. Lluvias y tormentas anormales
castigaron Francia y España. La sequía en África, la India y Australia
desencadenó fuegos en los bosques y tormentas de polvo